lunes, 4 de abril de 2016

Cáncer y Sexualidad en Mujeres.


Como se sabe el diagnóstico de cáncer no solo afecta a hombres y mujeres con respecto al dolor, la posibilidad de mutilaciones al cuerpo, la muerte, tristeza, preocupación, enojo o culpa por la naturaleza del propio padecimiento., si no, que expresa también el malestar simbólico con respecto a nuestra posición en el mundo y la propia existencia.
Desde la sexualidad y el género socialmente cada uno de nosotros representamos un papel ya sea el de hombre o mujer, femenino o masculino, homosexual, lesbiana, altos o bajos, gordos o flacos; todos inmersos en lo que cada uno debe ser y hacer de acuerdo a su sexo.
Esta marca social nos viene heredada de una generación a otra y todos los estatutos son marcados y establecidos por cada sociedad. En México, estos cánones de comportamiento se han mantenido estáticos por mucho tiempo, siendo el machismo predominante de la creación y hasta cierto punto, dominio del cuerpo. Se establecen de esta forma dinámicas que deben seguir las mujeres en este caso, ser madres, criar a los hijos, cuidarlos y no desentender el deseo del hombre, esposo o amante. Ser y mantenerse bonita a pesar de los años y el cansancio, resistir y luchar por una familia hasta la última consecuencia.
A partir de todas estas exigencias, las mujeres han adoptado la postura que se les ha impuesto, vario tiempo atrás, pero, ¿Qué sucede cuando una mujer es diagnosticada con una enfermedad que posiblemente mutile ese cuerpo al que se le han adjudicado muchos usos? (tanto sexuales como “maternales”). La respuesta es devastadora, por supuesto, en el acompañamiento de la enfermedad las mujeres deben reconstruir su imagen, el significado que se da a “ser mujer”, y por ella pasan miles de preguntas que quizá no tengan respuesta.

Si bien la enfermedad por sí sola produce un impacto, como ya se mencionó, en un ser humano; quizá para las mujeres ante el cáncer ginecológico o de mama saben y reconocen que su cuerpo cambiará de una u otra forma, así van cayendo uno a uno los estereotipos que por mucho tiempo en su vida defendió, la feminidad, la insólita idea de dejar de ser…mujer.


Se concluye que el cáncer y sus tratamientos producen múltiples pérdidas que generan procesos de duelo en diversas dimensiones de la vida de quien lo padece. El duelo, como trabajo psíquico de elaboración, permite ante la enfermedad la reconstrucción afectiva y la resignificación de la vida; en algunos casos, sin embargo, la mujer se detiene en el dolor por lo perdido, lo que le impide situarse de una nueva forma ante sí misma y frente al otro; visto de esta manera, el duelo es una elección que se plantea entre el dolor- como forma de no renunciar a lo perdido- o una nueva posición subjetiva que sea compatible con la vida.


Bibliografía.
Díaz, V. (2010). Sexualidad, cuerpo y duelo: experiencia clínica con mujeres diagnosticadas con 
cáncer ginecológico o de mama. Pensamiento Psicológico. Pp. 155-160. 







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