miércoles, 8 de junio de 2016



La calidad de vida en pacientes con enfermedades terminales.


Se entiende por calidad de vida los cuidados y los tratamientos a los que puede ser sometido el paciente para que el final de su vida sea lo menos dolorosa y lo más placentera, disfrutando con sus seres queridos momentos que todos recordaran o luchando hasta el final por salvar la vida.
Fulco (2002), nos habla sobre la importancia de que el paciente realice un trabajo psíquico necesario de acuerdo al impactante diagnóstico que impone la enfermedad. Esto quiere decir que tanto el paciente como la familia necesitan acudir con un especialista de la salud mental ya sea un proceso terapéutico o analítico por separado ya que el proceso de duelo es completamente diferente en uno u otro caso.
Esto deriva sobre todo, que en ocasiones (la mayoría) se cree que es viable y natural instaurar un método efectivo de acción con todos los pacientes en general y se da por entendido que todos los pacientes sufren por los mismos males, existen las mismas angustias, el mismo dolor por la pérdida e inclusive las mismas culpas cuando por desgracia esto no es así, dejándose de lado la vida, las experiencias, la individualidad del ser mismo y en especial los recursos con los que cuenta cada persona en específico.
El tiempo de la muerte se ha alargado a gusto del médico y de la familia: no es posible impedirla pero puede prolongar su duración: de algunas horas, como solía ser en otro tiempo, ahora se puede prolongar a días, semanas o años. Con esto no se trata de culpar o de señalar a alguien por el simple hecho de hacer su trabajo o lo que la moral dicta, la religión o el sentimiento de culpa, sino, hace énfasis en que los procesos de vida y los procesos de muerte son y deben ser individuales.
Exhortar a nuestros padres, hermanos, familiares en general e inclusive amigos más cercanos a hablar directamente sobre la muerte. Qué es lo que debemos o no hacer en caso de una enfermedad terminal, un accidente o al llegar a la vejez, qué hacer con las pertenencias, especificar rituales deseados, etc. Es un tema que en ocasiones se evita por la misma intensidad del tema, porque nadie quiere pensar en la propia mortalidad o simplemente no se tiene noción- aún- sobre el futuro. Saber que se han dejado especificaciones sobre nuestra muerte, ayudará a vivir de manera más relajada y tranquila y en el mejor de los casos a bien morir.

Bibliografía

Fulco, M. (2002). Duelo por la propia muerte: ¿Duelo posible? Revista Uruguaya de Psicoanálisis, 92-100.



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